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Aquí, en la página del 10 de mayo de 1907, Selina escribe que nació Pablo Serra Hamilton en Santa Cruz de Tenerife.
Está anotado en la agenda de Selina que el día 18 de mayo de 1907, se bautizó en Santa Cruz de Tenerife a Pablo Serra Hamilton, siendo padrinos Mary Hamilton Monteverde y Manuel Serra Lugo-Viña.
Pablo, el más feliz de todos los niños del mundo, en su elegante bañera esmaltada, tras un baño en solitario con una gran esponja natural, cosa que no harian tan frecuentemente como quisieran los seis que iban a llegar después, con una regularidad inicial sorprendente, uno cada dos años en los cuatro primeros, hasta Luis, nacido el 21 de enero de 1911 y casi mantenido el ritmo con Fernando, nacido el 15 diciembre de 1912, a menos de tres semanas de la fecha perfecta. Luego llegó la compensación de Wenceslao, que sí que nació cuando le correspondía (7 de febrero de 1915) en año impar. Rafael tampocó cuadró el año, al nacer en 1916, pero Hugo salvó el honor del calendario familiar al nacer el año de 1919, como estaba mandado. Bueno también resulta evidente que Pablo se acaba de bañar y como es verano, se le permite continuar calato, como si no hubiera salido de la bañera, mientras hace que riega el seco suelo con una regadera sin agua.
Como es evidente, Carlos estaba muy orgulloso de su nuevo hermano y esperado compañero de juego.
Claro es que tenían que pagar el precio de ser, al mismo tiempo, el juguete preferido de sus padres, que no dudaban en disfrazarles una y otra vez, aunque a ellos no les hiciera tanta gracia y si no, que se lo pregunten a Carlos, en el papel del tristísimo augusto circense.
Y, hablando de enfados, esta foto de Pablo y Carlos con la feliz Selina, también sirve para demostrar que lo de vestir a las criaturas con ropas peculiares, aunque sean los colores escoceses del tartan de la familia, no tiene por qué hacer igualmente felices a las criaturas en que han de ir, a fin de cuentas, con falda.
Y tampoco los seis posteriores iban a tener la oportunidad de ir a Canarias y, por si la travesía en un vapor no fuera suficiente aventura, podrían gozar de lujos como este paseo en una montura especial, a lomos de un paciente burro, con la elegante compañía de su prima.
Pero también tuvieron los tres primeros, Carlos, Pablo y Alberto, mucho más momentos gloriosos en los que eran los reyes de la naturaleza domesticada, con vaca propia, árboles a su medida, playas casi para ellos solos y hasta la escalera de casa, con un padre siempre dispuesto a inmortalizar la escena... Aquí tenemos a Pablo muy serio junto a Mamá Lola, cerca de Tía Eugenia y de sus hermanos Carlos y Alberto con el nutrido grupo de tías que acompañan encantadas a la abuela en el cuidado de los niños.
Y con un padre con tiempo de sobra para ser inmortalizado en compañia de su segundo hijo y hasta del gato, que también quiere componer el cuadro familiar con elegancia, en peligroso equilibrio en un balcón de casa. Lo que sí salta a la vista es que para los mayores incluso tenía tiempo el padre, de montar escenas como esta del golfillo que enciende su colilla con la brasa del otro mientras venden la prensa en el jardín de la casa de Meco. Obsérvese la propiedad del atuendo y, especialmente, la cuidadosa elección del calzado de los "periodistas".
En el Colegio Clásico Español estudiaron algunos Serras, entre otras cosas porque
les pillaba a una manzana de distancia, en la esquina de Claudio Coello con
Hermosilla.
Pablo, marcado en amarillo, y Carlos, marcado en rojo, en una oscura foto de las
clases de 5º y 6º de bachillerato del curso 1920-1921.
... muy atrás quedaba el colegio a los diecinueve años, cuando Pablo salía hecho un figurín en la foto de esa serie familiar realizada el 15 de noviembre de 1926, según la anotación del meticuloso Pablo.
Y aquí está Pablo, feliz y sin bigote todavía, a bordo de un hidro "Plus Ultra" de fotógrafo de feria
transformado a toda prisa en pastiche ocasional del "Espíritu de San Luis" aunque no tenga ruedas, para estar
a la altura de los tiempos. No solamente volaba entonces Pablo en aviones de fantasía, es evidente que siendo bien parecido y con un físico bien musculado, lógico pues que lo aprovechara para lucirse y ¿cuál sería el mejor sitio para hacerlo?: la respuesta está en otra página, exactamente en la de El Castillo del Inglés donde se da cumplido detalle de ese lugar tan excepcional.
Asunción Marcet, novia entonces, entre Carlos y Pablo en Barcelona, 1934.
Y esta otra foto, en el mismo día, a bordo de un barco fondeado en el puerto de Barcelona.
Puede ser que esta espléndida foto de estudio pertenezca también a ese día de 1934, porque se mantiene el mismo atuendo de los dos y eso sería demasiada casualidad para una pareja tan formal y cuidadosa.
Barcelona, 1935. .
Asunción y Pablo con Elisa María-Tomé y Alberto (fotografiándose por turnos los hermanos) en el Alcazar de Segovia, en el verano de 1935.
Además de ser un manitas, como buena parte de los Serra, Pablo fue un coleccionista de sorprendentes categorías de objetos, colecciones en los que destacaba, por encima de cualquier otra consideración, la construcción y la sistematización de cada álbum, casi siempre la parte más hermosa de la colección. En su trabajo de todos los días, en el British Council, en su sede de la calle Almagro junto a la plaza de Alonso Martínez, Pablo los dejaba a todos maravillados al navegar con sin igual soltura en la peculiar contabilidad en guineas, libras, chelines, peniques, medias coronas y (hasta los primeros años cincuenta) incluso con farthings, que eran insignificantes cuartos de penique, o sea, la cuarenta y ochava parte de un chelín, poco más de una despreciable milésima de libra (exactamente 1/960 de libra) Como era natural, ni los mismos ingleses eran capaces de llevar con éxito una administración con tales complicaciones, pero Pablo era feliz sumando, restando, multiplicando y dividiendo aquellas entidades heredadas de la libra, el sólido y el denario romano, sin que faltara ni sobrara un solo penique. Por tanto, todo gasto o ingreso de la plantilla del British Council solo eran admisibles si había dado Pablo su visto bueno. Hasta 1971 los ingleses mantuvieron ese complicado sistema monetario, después ya todo fue aburridamente sencillo, así que Pablo tuvo la suerte de jubilarse poco después, cuando cualquiera podía comprender las cantidades en libras esterlinas y pasó a dedicarse, sobre todo, a sus nietos que fueron abundantes en Madrid en Barcelona, con lo cual podía ir de una a otra ciudad, cada vez con más fotos en la cartera, luciendo su nueva colección, la más valiosa y de la que más orgulloso estuvo, con mucha diferencia.
En casa de Alberto, Pablo, ejerciendo de "rodríguez", dialoga con la perra que parece estar tranquila y hasta reflexiva.
Y también en Cercedilla, Pablo, asegura a su sobrino Alberto que este caballo va a ser cuidadoso con su persona y que, mientras esté él allí, el animal no hará nada peligroso.
Todos los hermanos (salvo Alberto, que ya vivía en Burgos) reunidos en casa de Pablo hijo, en la calle de Colombia, celebrando el triunfal regreso de Pablo de Gran Bretaña, tras recibir su nombramiento como Member of the British Empire (MBE) en 1974.
Los dos serras mayores pasando la tarde con el pequeño, aunque con el paso de los años, no se nota tanto la diferencia de edad.
Pablo y Carlos, en otra de las muchas tardes que pasaban juntos, como buenos viudos, después de haber comido juntos en "Panay", una cafetería de la avenida de las islas filipinas, que les pillaba a medio camino a los dos.
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