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El 30 de marzo está escrito: 1909 Alberto Serra Hamilton nació.
En la agenda aparece, el día 14 de abril, la siguiente anotación: Bautizo en Santa Bárbara, Madrid, de Alberto Serra Hamilton, padrinos José Hamilton Monteverde, Isabel Serra Lugo-Viña. 1909.
Y el tercer varón era un niño sano y de muy buen porte, como se puede ver en esta artística fotografía "au naturel", tan al sano gusto de la época, cuando no se pensaba, ni remotamente, en ocultas intenciones.
También luce un estupendo aspecto en estas otras fotos posteriores, en las que Alberto es un niño con espléndida sonrisa y excelente pelo.
Y también justamente travieso, como queda demostrado en una de las muchas fotografías que hizo su padre en Meco, cuando aquella era una sana población campesina, cercana a los inmensos pagos del conde de Romanones y la villa más alejada de las costas de toda España que disponía de estación de ferrocarril, lo que la convertía en lugar ideal para pasar los duros veranos de la Meseta sin tener que ir demasiado lejos. Lo de ser la villa más alejada del mar es dato geográfico que se mantiene y que tuvo bastanre su importancia,ya que la lejanía de las costas, eximía a sus habitantes de la abstinencia hasta en Semana Santa, amparados los mequeros por Bula Papal especial. Desgraciadamente, el nombre de Meco no inspira la lejanía del mar, ni la inmensidad de las tierras del interior, sino que se une automáticamente al penal de alta seguridad de Alcalá-Meco, algo que ni de lejos se podía pensar entonces, que aquel puebo tranquilo fronterizo con Alcalá de Henares, se iba a transformar en la sede de una cárcel con tanto recluso famoso de amplio delito y corta estancia por mor de las extrañas legislaciones y de los más extraños y dóciles magistrados que las aplican con cambiante criterio, según sea el deseo de los gobernantes de turno.
Con Carlos y Pablo, sus hermanos mayores, en la playa de San Feliú, también en una soberbia foto de su padre.
Y con el mismo sombrero que llevaba en la playa de San Feliú, tenemos a Alberto haciendo encantado de
gigante, sobre los hombros del un adulto invisible, seguramente en el jardín de la casa
de Meco, o disfrutando también allí con los dos mayores de esos veraneos que duraban meses y meses, afortunadamente
casi interminables. Por cierto, hay que ver lo pulcros que aparecen en las imágenes los tres hermanos, siempre
milagrosamente inmaculados.
Como buen hijo de orgulloso militar, Alberto pronto pasó a presumir de estampa guerrera...
y es que, como se puede ver ya a tan temprana edad, le sentaban perfectamente los uniformes de soldado de infantería (con gorrito cuartelero de verdad) de marinero, de boy scout...
... o de futbolista, con el equipo del colegio y sin soltar el balón.
Y es que siempre fue un chico atlético, ágil y en excelente forma física, y si alguien lo pone en duda, véase la irrebatible doble prueba que las fotos no mienten, sobre todo, antes de que se inventase el retoque digital.
Y un poco más mayor, a los 17 años, en la foto de 1926 que se hicieron todos los hermanos. Esto es solo parte de un album de fotos de Alberto en el que detalla fotográficamente los avatares del viaje que hicieron Carlos y él en el coche de tía Fanny a Barcelona, para ver la Exposición Universal de 1929.
En julio de 1931, con 22 años.
Asomado al balcón de la casa de Hermosilla, 12, cuando era todavía estudiante de la escuela de Aparejadores en la calle de los Estudios de Madrid, justo al lado del edificio que fuera Colegio de Serra justo un siglo antes, en 1837... ...
... y bastante más contento...
... porque Alberto era un chaval encantador y feliz...
... sobre todo desde que conoció a Elisa María-Tomé...
... la mujer de su vida.
Y su noviazgo duró 10 años, lo que ya es una buena prueba de resistencia y de ilusión.
Esta es una fotografía de 1935 y en ella están, de izquierda a derecha, María Kobbe, Asunción Marcet, Selina, Alberto y Elisa (ajenos a todo lo que les rodea) y Eduardo Serra Lugo-Viña. Pablo, componente de esa tercera pareja que se echa en falta en el grupo, es el autor de la espléndida composición. |
Siguiente capítulo: Alberto se casa...